lunes, 15 de febrero de 2010

La chirimía (A) (de calamus : caña en latín) ; que con toda probabilidad desciende del oboe doble egipcio y del aulos griego. Existen testimonios regulares de su empleo en Europa desde el siglo XII. Este "alto instrumento" (es decir, de sonoridad potente para la práctica al aire libre) está dotado de una lengüeta doble y se asocia a menudo a los sacabuches, las trompetas, las percusiones...


La dulzaina (A') : este término se aplica a diversos instrumentos de lengüeta doble, a los tubos de la cornamusa o también al instrumento de lengüeta simple construido en el siglo XVIII en Alemania o en Italia.


La bombarda (B) : en el siglo XIV el disco de la chirimía se sustituye por la pirueta; así nace la bombarda, también de lengüeta doble, dotada de una o varias llaves dependiendo de los modelos (PRAETORIUS describe 7 distintos: b. sopranino ; b. soprano ; b. alto ; b. tenor "nicolo" ; b. tenor ; b. bajo ; bombardón). A partir del siglo XVII, la palabra oboe se aplicará a los instrumentos "altos" (es decir, "agudos"), derivados directamente de la chirimía y de la bombarda.

El orlo (C) : aparece a finales del siglo XV y está emparentado con la "véze" medieval (dulzaina recta o curva, con una lengüeta contenida en una vejiga alimentada de aire por el soplo del instrumentista). Conocido también con el nombre de cromorno, el orlo dispone de una lengüeta doble contenida en una cápsula. En el Renacimiento, se censan hasta 6 modelos diferentes (cr. soprano, cr. alto, cr. tenor, cr. bajo, 2 cr. contrabajos). Se utilizará hasta 1750 (Grande Ecurie du Roy), pero sin emplear la cápsula.

La cornamusa (D) (ver también la página siguiente) : de origen medieval, es ante todo un instrumento popular y pastoral utilizado por los juglares, los ministriles, los pastores... Consta de un depósito de aire consistente en un odre en el cual se ensamblan varias dulzainas o punteros (tubos sonoros) dotados de lengüeta (simple o doble). El músico llena ese depósito mediante un soplete y dispone así de una presión de aire constante que controla mediante el movimiento del brazo. Inicialmente, en la Edad Media estaba dotada de dos punteros (uno melódico con agujeros, y un roncón que se podía afinar modificando la longitud del tubo), en el Renacimiento la cornamusa llevará dos o tres roncones. En el siglo XVII, Martin HOTTETERRE perfecciona el instrumento añadiendo una segunda dulzaina melódica. De ese modo la cornamusa, bajo el nombre de gaita de la Corte, se vuelve cromática y accede a la música culta. Sin embargo, la cornamusa se mantendrá durante los siglos siguientes, bajo diversos aspectos dependiendo de las regiones y países, como uno de los instrumentos populares más utilizados.